Pasos para la Aplicación de una Técnica Psicodramática
Tomado de: POBLACIÓN KNAPPE, P. LÓPEZ BARBERÁ,
e. “Técnicas Psicodramáticas” Fuente: Revista
Vínculos. Nº6 1992. Instituto de Técnicas de Grupo y Psicodrama. Madrid.
http://www.itgpsicodrama.org/publicaciones/TECNICAS_PSICODRAMATICAS.pdf
El siguiente fragmento ha sido tomado
del referido artículo de Población Knappe y López Barberá publicado por el Instituto
de Técnicas de Grupo y Psicodrama. Recomendamos calurosamente su lectura, así
como la de otros importantes aportes que esta institución pone a disposición de
los psicodramatistas en la red.
“IDEAS GENERALES SOBRE LA APLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS.
En
varios momentos de esta obra insistimos en la importancia que tiene el uso
adecuado de las técnicas psicodramáticas, evitando su aplicación de un modo
mecánico o alocado, a lo que caiga.
En
un intento de organizar una metodología con esta finalidad hemos descrito los
siguientes:
PASOS
EN LA APLICACION DE UNA TECNICA
1. Valoración
del momento del sistema en tratamiento (Percepción nivel manifiesto/nivel
latente. Captación del sistema como totalidad)
2. Decisión
sobre la introducción de una técnica (¿Es el momento oportuno? Valoración
del riesgo)
3. Elección
de una técnica concreta (¿Qué se busca? Saber cómo actúa. A todo o parte
del sistema)
4. Propuesta
(Sorpresiva / Advirtiendo/ Pidiendo permiso / A quién/es se propone)
5. Instrucciones
o consignas (Precisas, claras, en cuanto al lenguaje, momento y al sistema concreto)
6. Desarrollo
(Eslabonamiento y/o relación con otras técnicas. Tempo. ¿Caldeamiento?)
7. Comentario
(En soliloquio. En grupo)
1. Valoración
del momento del sistema en tratamiento.
Como
base de todos los pasos posteriores es muy conveniente si no imprescindible que
el terapeuta tenga una percepción clara de lo que está ocurriendo en aquel
momento en el sistema.
Por
una parte qué ocurre en los niveles ocultos, al menos en la escena latente, o
primer nivel bajo la escena que se percibe en e~ drama que transcurre en el
nivel manifiesto.
En
segundo lugar que tenga conciencia tanto del grupo como totalidad como de cada
uno de sus elementos.
Una
evaluación general del sistema fundada en estas consideraciones servirá de
punto de partida del proceso que sigue.
2. Decisión
sobre la introducción (o no) de una técnica.
Acabamos
de evaluar la pareja, familia o sistema que sea en tratamiento y tenemos que
cuestionamos si es el momento adecuado para irrumpir en el proceso
comunicacional e insertar una técnica o es preferible esperar otra oportunidad.
Intervenir
para hacer una propuesta técnica siempre va a modificar lo que está ocurriendo
en ese momento; y no siempre carece de riesgos. Por de pronto interrumpe el
flujo natural de sucesos, la atención se centra en el terapeuta y surge una
expectación ante lo que se da o exige, que de ambas maneras se vive la
propuesta.
Por
tanto un riesgo inmediato es que cortemos la afluencia posible de un material
interesante y aún en estado latente. ¿La técnica que sugiramos va a enriquecer
la producción terapéutica o el material que está surgiendo es lo
suficientemente valioso y no conviene interrumpir?.
3. Elección
de una técnica concreta.
Si
tras la evaluación general y la valoración del momento hemos decidido la
conveniencia de aplicar una técnica, tenemos que elegir la más adecuada y para
ello habremos de respondemos a cuatro preguntas:
¿Qué
perseguimos obtener?
¿Cómo
actúa la técnica a aplicar?
¿Lo
haremos a todo o parte del sistema?
¿Por
fin ¿Qué técnica concreta elegimos?
-¿Qué
se busca?: Podemos desear explorar algún área desconocida, conocer más datos o
más clara o más profundamente lo que tenemos delante, o nuestro interés está en
mostrar o demostrar a los sujetos en conflicto lo que no acaban de ver; o
provocar una crisis, o llegar a una situación catártica, o preparar, caldear,
la situación para la posterior aplicación de otra técnica...
-
Las técnicas que barajamos ¿cómo actúan? : La capacidad profundamente incisiva
de un doblaje bien realizado dista mucho en su acción de un doblaje superficial
o de un soliloquio, que incluso puede servir para tapar la latencia emocional.
-
¿Todo o parte del sistema?: ¿Por donde nos interesa introducirnos? .Podemos
actuar sobre una díada, por ejemplo los padres, como manera de re situar las
posiciones relativas parentales-filiales, o en el mismo caso, con la misma
finalidad, actuar con los hijos, o con la totalidad de la familia. Habremos de
calibrar que subgrupo está más abierto a la intervención, o más motivado, o con
una actitud más negativa, o si actuar sobre un subgrupo puede provocar un hiato
indeseado en la comunicación...
-
Elección final de una técnica determinada: Aún después de haber contemplado los
puntos anteriores puede encontrarse el terapeuta ante varias técnicas de
posible aplicación. No vacile y déjese aplicar la más sencilla; las técnicas
complicadas suelen ser una alternativa de lucirse el terapeuta pero su
sofisticación no suele corresponderse con su utilidad.
4. Propuesta.
Otro
aspecto a decidir antes de servirse de una técnica es si se introducirá de un
modo sorpresivo como es el caso habitual de lo que llamamos en psicodrama
interpolación de resistencias[1],
o a veces, por ejemplo el modo de intervenir con el espejo, o si previamente
advertimos a los sujetos de nuestra inmediata acción, si les pedimos permiso,
como suele ser conveniente en el doblaje, o incluso, es necesario pedir su
colaboración, como es claro en el caso de las esculturas.
5. Instrucciones
o consignas. No nos cansaremos de repetir la necesidad de que las
instrucciones o consignas que damos a los sujetos sean claras, precisas y
comprensibles. Para ello debemos siempre adecuar el lenguaje al utilizado
coloquialmente por los sujetos en función de sus niveles culturales; también
que el momento elegido sea el oportuno para que lo "puedan oir" y
enviado claramente al sistema o parte del sistema a quién deseamos lo reciba,
sin confusión entre los miembros.
6. Desarrollo.
Una vez que se ha recurrido a una técnica debemos sopesar si los que la reciben
precisan o no de un mayor o menor proceso de caldeamiento. Se haya o no
manejado el warming-up, una vez iniciado el proceso de la dramatización deberá,
en general, respetarse el tempo personal de los sujetos, que puede diferir
mucho del tempo del terapeuta.
Sea
lo largo del desarrollo de la técnica, o a su fmal, podemos introducir otras
técnicas (doble, cambio de roles, etc. en una escultura) o dar paso a una nueva
intervención, por ejemplo, tras una escultura podemos proponer una
dramatización reconstructiva en relación con aspectos patológicos desvelados
por aquella.
7. Comentario.
A lo
largo de la 3ª fase de la sesión (eco-grupal) se procede al comentario sobre lo
ocurrido en el transcurso de la aplicación de la técnica. Se promueve la aportación
emocional y se desalienta en general el comentario racional-analítico, que no
suele ser en estos casos más que una agresión disimulada bajo el disfraz de un
buen deseo. En castellano es muy habitual decir algo así: "Yo siento que
tu estas repitiendo la forma de actuar que aprendiste de pequeño y que por eso
muestras tu odio hacia las personas que..." (etc.) .¡No, por favor!
¡Corten sin temor este tipo de intervención!”
[1] Interpolación de resistencias = se trata
de introducir una respuesta, un contrarol que resulta inesperado para el
protagonista; rompe el círculo de su juego; le obliga a una nueva respuesta.