Consideraciones Psicopatológicas y Clínicas de las Fobias
Ariel Gustavo Forselledo
Licenciado en Psicología
Director de Psicodrama
1. Consideraciones psicopatológicas de las Fobias según la Teoría del Núcleo del Yo del Dr Jaime Rojas Bermúdez
Si no está familiarizado con este modelo teórico,recomendamos una breve introducción al mismo aquí.
1.1. Confusión de áreas del Núcleo del Yo
Confusión Mente -Ambiente
Este tipo de confusión se caracteriza por la escasa o frágil discriminación entre pensamientos, ideas y recuerdos por un lado y los sucesos externos, representados por el “afuera” o el “no Yo”. Por ejemplo, una persona piensa en una silla o recuerda una silla y se sienta. La consecuencia, es que probablemente se caiga al piso porque la silla no estaba en el “afuera”. La información delárea mente se confundió con la del área ambiente y el Yo actuó en consecuencia a la errónea decodificación. Otro ejemplo puede ser el de la persona que percibe una sombra en el “afuera” y antes de identificar de donde proviene, piensa, cree o está “convencido” de que se trata de un ladrón. La alarma desencadenada por la confusión de áreas dilata el SMP y restringe las posibilidades de respuestas Yoicas a través de los roles sociales.
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Como en las confusiones de las áreas del Núcleo del Yo descritas anteriormente, ésta también puede ser “reparada”, si el Yo de la persona en cuestión, dispone de Mecanismos Reparatorios (MMRR) elásticos y adaptativos. De lo contrario, los MMRR propiciarán síntomas secundarios neuróticos, con la siguiente configuración: a) si el MR se ubica en el área Ambiente se desarrollarán trastornos de conducta de tipo impulsivo (el individuo piensa “a este tipo le tengo una rabia bárbara” y ya le está pegando) o b) si el MR se ubica en el área Mente se desarrollarán síntomas depresivos de tipo neurótico con predominio de ideas negativas respecto de sí mismo y de los demás.
1.2. La Angsiedad-Angustia en la Teoría del Núcleo del Yo
Para la teoría de la personalidad del Dr. Jaime Rojas Bermúdez (1979), la ansiedad y la angustia tienen su basamento estructural en el Sí mismo Psicológico (SMP). La estructura de la personalidad estaría compuesta por el Núcleo del Yo, el Yo, el Sí mismo Psicológico y el Esquema de Roles. Su correspondencia neural grosso modo es la siguiente: el Núcleo del Yo con el sistema límbico[1], el Yo con el neocórtex[2], el Sí Mismo Psicológico con el sistema exteroceptivo[3] y su vinculación con el sistema neurovegetativo[4] y los roles con el sistema sensomotor[5].
Esquema de Roles y Núcleo de Yo
El SMP es el límite psicológico de la personalidad que tiene una función protectora de su integridad. Es la parte sensitiva del esquema de roles y tiene su soporte fisiológico en el sistema exteroceptivo en estrecha interdependencia con el sistema neurovegetativo. Esta particular interrelación determina que ciertos estímulos, por sus peculiaridades o por su intensidad, den lugar a sensaciones experimentadas como de compromiso orgánico total, debido a la participación neurovegetativa que involucran (taquicardia, palidez, sudoración, etc.). Estas sensaciones a nivel fisiológico, tienen su correlato o lectura psicológica como “emociones”.
Articulación de sistemas en el SMP
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A nivel físico, corresponde al espacio pericorporal que cada individuo necesita para sentirse confortable. Experimentalmente lo podemos verificar a través de un test por el cual aproximando lentamente a otras personas hasta que el sujeto a investigar manifieste incomodidad. Veremos así como cada individuo tiene una distancia mínima para ubicar a su interlocutor y como varía de acuerdo a los estímulos utilizados y el momento psicológico en que se encuentra.
La sensación de desagrado que se experimenta cuando otra persona entra dentro del "territorio personal", cuando se mete dentro de ese espacio pericorporal individual, corresponde a nivel psicológico, al momento en que el rol social de otro individuo se ponen en contacto con el SMP, situación que sucede cuando no se cuenta con un rol complementario para vincularse.
En estas circunstancias, físicamente el sujeto puede retroceder un poco o empujar con la mano a la otra persona, para recuperar distancia y "expulsar al invasor" de su territorio psicológico mínimo confortable (SMP).
Las emociones cuando son procesadas por el Yo (como conciencia de sí mismo) son más duraderas y complejas, denominándose “sentimientos” (por ejemplo, amor, odio, etc.) y cuando son puestas al servicio de las relaciones sociales a través de los roles correspondientes se denominan “afectos”.
La dilatación del SMP corresponde a estados emocionales que comprometen totalmente al individuo y pueden ir de la alarma al pánico. Pueden ser agudos, cuando la persona se enfrenta a peligros reales que amenazan su integridad, generando un “campo tenso”[6] que dificulta la posibilidad de relacionarse a través de los roles sociales. En estos casos el Yo ha perdido las posibilidades de elaborar estrategias adecuadas a las circunstancias, de jugar roles y de vivir distensionadamente los hechos. Ello implica un importante desgaste psicológico.
La dilatación también puede ser crónica, correspondiéndose a los estados psicóticos que presentan una condición permanente de las dificultades de relacionamiento social descritas en el párrafo anterior.
Desde el punto de vista clínico, la respuesta primaria a la dilatación del SMP correspondería a la ansiedad (inquietud, agitación del ánimo) y la repercusión neurovegetativa concomitante a la angustia (opresión precordial, taquicardia, sudoración, etc.).
Desde un punto de vista clínico, la angustia recorre un espectro que va desde la “angustia normal” vinculada al temor o miedo ante un objeto real y en función del cual el sujeto puede organizar un comportamiento defensivo; la “angustia neurótica” en la que el peligro corresponde más al terreno de las representaciones y los conflictos internos y la “angustia psicótica” que es masiva, total, indiscriminada y enmarcada en la ruptura con la realidad. La aparición de las últimas dos categorías revela el fracaso o la ineficacia de los sistemas defensivos y de los “mecanismos reparatorios” (MMRR)[7] del Núcleo del Yo, puestos en juego por el Yo.
La dilatación del SMP desconecta al Yo de la “estructura social”[8] y facilita la repercusión fisiológica de los estados tensionales psicológicos. La función del Yo de “filtro psicológico”[9], protector del Núcleo del Yo se ve reducida a su mínima potencialidad. Así es que mientras más débil sea el Yo, mayores serán las repercusiones fisiológicas.
El caso extremo es el de las esquizofrenias que, al perder contacto con la estructura social, pasan a responde fisiológicamente a los estímulos ambientales, por ejemplo, perdiendo el control esfinteriano ante un estímulo inocuo del medio.
En condiciones normales, una respuesta defecatoria ante un estímulo extremo que produce pánico, no es una regresión, sino una reactivación de mecanismos psicofisiológicos que adquieren vigencia cuando fracasan las respuestas sociales a través de los roles y las respuestas psicológicas a través del Yo y el SMP. Las respuestas fisiológicas ligadas a los roles psicosomáticos[10] representan el último recurso al que acude el organismo para reestablecer su equilibrio. Desde el lenguaje social coloquial se recogen expresiones que muestran cómo la fisiología es la última respuesta, por ejemplo: “se cagó de miedo”.
1.3. La Ansiedad-Angustia en las Fobias
El Objeto Fóbico
El objeto fóbico es una cosa concreta que se ubica en el ambiente, un animal, una situación o una actividad que provoca una respuesta de miedo intenso e irracional.
La presencia delobjeto fóbico desencadena la dilatación aguda del Sí MismoPsicológico (SMP) con una intensa respuesta neurovegetativa de alarma, alejamiento del objeto y limitación de las respuestas sociales a través de los roles que quedan transitoriamente inmersos en el SMP.
Las fobias pueden ser causadas por una representación mental que produce demasiada angustia. En tal caso, el objeto fóbico es una representación simbólica de la angustia interna que la persona no puede tolerar.
Ante la presencia del objeto fóbico
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2. Aspectos clínicos de las Fobias
La fobia se diagnostica sólo si el comportamiento de evitación, miedo o ansiedad de anticipación afecta significativamente a las actividades cotidianas, a las relaciones laborales o sociales, o si la existencia de la fobia provoca un malestar evidente.
En la mayoría de las ocasiones, el objeto del miedo es la propia anticipación del peligro o daño inherente al objeto o situación (así, el individuo puede temer viajar en avión debido al miedo a estrellarse).
La ansiedad severa que experimenta el fóbico frente al objeto de la fobia o ante la amenaza de su aparición, se manifiesta mediante:
· Síntomas físicos: sudoración, respiración anormal, aceleración del latido del corazón, temblores, escalofríos, dolor en el pecho, sequedad de boca, mareos, dolor de cabeza, etc.
· Síntomas psicológicos: pensamientos distorsionados respecto a la situación o estímulo.
· Síntomas conductuales: evitación de la situación o estímulo temido.
2.1. Tipos de fobias
Existen tres categorías de fobias conocidas como:
2.1.1. Agorafobia
Según el DSM-IV, la agorafobia es el miedo a lugares y/o situaciones de los que resulta difícil poder escapar, que resultan embarazosos, o en los que la ayuda puede no estar disponible en caso de sufrir un ataque de pánico. Entre las situaciones o lugares a los que se teme se pueden poner como ejemplo los viajes en cualquier medio de transporte, las habitaciones cerradas, los túneles, los puentes o incluso las tiendas.
2.1.2.Fobia Social
Es el más común, miedo a hacer el ridículo o al qué dirán.
Para el DSM-IV la fobia social es un miedo persistente a actuaciones y/o situaciones sociales en las que existe una preocupación acerca del escrutinio o evaluación negativa que la persona pueda sufrir, como pueden ser escribir, mantener una conversación, hablar en público, comer junto a otras personas. La fobia social hace que se manifiesten síntomas de ansiedad como sudoración, rubor, temor y angustia.
2.1.3. Fobia específica
Son las fobias relacionadas con animales, cosas o situaciones concretas, como por ejemplo la sangre, los ascensores, las serpientes, etc.
El DSM-IV la define como un miedo persistente, incluso irracional y excesivo, que se desencadena ante la anticipación o presencia de ese “algo” que se teme. Las alturas, los aviones, las tormentas o la visión de la sangre provocan esa respuesta inmediata en forma de ansiedad y la aparición de ese pánico, angustia y necesidad de tratar de evitarlo a toda costa.
2.2. Las Conductas Fóbicas según el Dr. Henry Ey[1]
Consisten en recurrir a estratagemas para conjurar la angustia.
a. Las conductas de evitación. Si los objetos fóbicos se perciben en el campo de la situación, el enfermo está en camino de tener una gran crisis de angustia con todas sus manifestaciones psicológicas y fisiológicas. Asimismo, se comporta de manera que evita encontrar el objeto tabú, lo que conduce a conductas de fuga muy diversas, según ta forma y la intensidad de la angustia subyacente. Ciertos sujetos se encierran en sus casas para evitar la calle o el encuentro terrorífico. Otros se limitan a hacer trayectos definidos: una sola linea de autobús, o excluyen un medio de transporte o ciertos barrios, o ciertos quehaceres. Otros huyen "adelante" en una preocupación siempre renovada.
Una enferma no podía hacer las camas por temor de encontrar chinches. Aquella excelente ama de casa, madre de familia, vivía con el pánico de perder a la mujer de la limpieza, con lo cual camas de la familia quedarían sin hacer. Ello la condujo a una doble evitación que la reducía a la esclavitud.
Otra enferma vive una rica sintomatologia de neurosis de las calles: no puede tolerar el separa/se de un cierto trayecto. Pero dice, "yo no puedo partir, ni levantarme, ni cambiar de lugar, fácilmente". Todos estos cambios de posición desencadenan una angustia. La evitación, en su caso, consiste en una actividad que ella misma califica de "relleno", en hacer cualquier cosa para no pensar: "Intento vivir lo más rápidamente posible para que esto pase."
b. Las conductas de traaquilización. A la situación fóbica corresponde en este caso una conducta de tranquilizadon. Lo más frecuente es la presencia de un personaje, a veces escogido, a veces anónimo: se trata sobre todo de no estar solo. También a menudo es una habitación o un objeto, evocadores de la protección, los que cumplen esta función aseguradora.
Una enferma busca lo que ella llama "sus refugios": casa, despacho, restaurante, sala de fiestas, autobús, no importa el lugar con tal de que pueda entrar y escapar de la calle. "En cuanto me siento, estoy en paz. En cuanto veo un refugio, el miedo se esfuma: ya no tengo frió, ni calor, ni palpitaciones, en tanto que, un minuto antes, me sentía en pleno pánico, las piernas paralizadas, sudando."
Una fóbica explicaba sus relaciones con el mundo del tacto de este modo: Existen objetos inquietantes; son aquellos que poseen una superficie rugosa, áspera, desigual o fría: lanas de punto rugoso, terciopelos, telas rudas, caucho, materia plástica, mientras que aquellos que tienen una superficie suave y lisa son tranquilizantes: lanas finas, pieles finas, telas ligeras, etc.
Laughlin (1955) ha intentado individualizar con el nombre de "soteria" una variedad de neurosis caracterizada por esta búsqueda de seguridad: Es la inversa de la fobia, ya que está dirigida hacia los "objetos que tranquilizan". Pero estos extremos (objeto temido y objeto buscado) se tocan, y ambos hechos nos permiten ver de qué manera la conducta fóbica está ligada, por imperceptibles transiciones, a las conductas supersticiosas, que son pequeños fragmentos de fobias, o mecanismos contrafóbicos (evitación del número 13, de tiertos lugares, de ciertas palabras maléficas, inversamente búsqueda de ciertos lugares, objetos o palabras cargadas de un valor conjuratorio: tocar madera, trébol de cuatro hojas, etc.).
Bibliografía
1. EY, Henry. "Tratado
de Psiquiatría" Ed. Masson, Octava Edición.Bvarcelona, 1996
2. BERTA, Mario. “Vivir su
Neurosis". Montevideo, Ed. MB, 1986.
3.
DSM-IV. Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition. The American
Psychiatric Association (APA). ISBN-10 : 0890420610
1994.
4. LEMPERIERE, Th FELINE, A. " Manual de
Psiquiatría". Barcelona, Ed. Toray Masson, 1979.
5. MORENO, Jacobo.
"Psicoterapia de Grupo y Psicodrama", Mexico, Fondo de Cultura
Económica, 1975.
6. FORSELLEDO, A.G. “Manual
Práctico de Psicopatología” Publicaciones de UNESU. Montevideo, 2009.
8. FORSELLEDO, A.G. “Apuntes sobre el funcionamiento del Núcleo del Yo VI”. Serie: Temas de
Psicodrama. Publicaciones de UNESU. Montevideo, 2008.
9. ROJAS BERMUDEZ, Jaime G.
" El Núcleo del Yo". Buenos Aires, Ed. Celcius, 1984.
10. ROJAS BERMUDEZ, Jaime
G. "Qué es el Psicodrama" Buenos Aires, Ed. Celcius, 1984.
11. ROJAS BERMUDEZ, Jaime
G. "Algunas consideraciones Neurofisiológicas acerca del Núcleo del
Yo". Cuadernos de Psicoterapia y Psicodrama. Vol. XV Nro. 1 Buenos Aires,
agosto de 1985.
12. ROJAS BERMUDEZ, J.G. “Teoria
y Técnica Psicodramáticas”. Ediciones Paidos Ibérica, S.A. Primera Edición. Barcelona, 1997
[1] EY, H. “Tratafo de Psiquiatría”. Ed. Masson. Octava Edición. Barcelona, 1996