lunes, 17 de agosto de 2015

La Familia. Marco referencial y abordaje sociodramático
Autores del trabajo original: Julio Ithurralde, Ariel Gustavo Forselledo, Marta Rodríguez
Primera, Segunda y Tercera Revisión: Ariel Gustavo Forselledo
Montevideo, 2013

El presente trabajo es la tercera revisión de una conferencia realizada, por primera vez en 1984, en el marco del Curso de Perfeccionamiento para Psiquiatras del Cono Sur (Sala Vaz Ferreira, Bibioteca Nacional, Montevideo). La primera revisión, fue realizada diez años más tarde para un Taller de Capacitación para Profesionales en Educación Preventiva de las Farmacodependencias (IIN/OEA, Managua, Nicaragua). La segunda revisión ocurrió en el año 2004 para un Taller Subregional sobre Inclusión Educativa y Social de la Niñez con Capacidades Diferentes (IIN/MIMDES, Lima). La presente revisión, se da en el marco del programa de publicaciones de UNESU.

Introducción

En el transcurso de las últimas décadas, numerosas investigaciones psiquiátricas han desplazado notablemente su centro de interés, pasando el foco de atención desde el individuo a la familia en su conjunto. Ahora se considera a la familia como una unidad de trabajo y de conceptualización, enfatizándose los patrones de interacción y de comunicación entre sus miembros (Ithurralde y Aramendi, citados por Forselledo, 2004).

Desde esta perspectiva, el paciente psiquiátrico es visto como uno de los puntos de relación, uno de los nudos de intercambio de aquel sistema de interacción, de aquella red de comunicación,  que es la familia. El paciente, sus síntomas, sus anomalías son replanteados y reexaminados en el sistema dinámico de los intercambios familiares.

El desarrollo conceptual al que se hace referencia ha permitido la emergencia de modelos sistémicos de terapia familiar de amplia aceptación y éxito en el trabajo clínico con pacientes neuróticos y psicóticos.

El origen del movimiento de las terapias familiares se debe a aportes interdisciplinarios tan variados y diversos como los del psicoanálisis, la antropología, la etología, la sociología, la teoría general de sistemas, la sociometría y la psiquiatría. Todos ellos han contribuido, a su modo, a crear la autonomía operacional de este campo de trabajo clínico.  De estas variadas disciplinas se mencionarán los aportes de Sigmund Freud, Jacobo L. Moreno y Gregory Bateson. El primero mediante el psicoanálisis de pacientes neuróticos descubrió el modo triangular de pertenencia del individuo a su familia nuclear de origen y la necesidad de éste de desprenderse de aquella (Freud, 1948). En el caso de los pacientes psicóticos esta secuencia se encuentra gravemente perturbada. Paralelamente Moreno (1966), elaboró todo un sistema terapéutico que, si bien no fue dirigido exclusivamente a los grupos familiares sino a todos los grupos humanos, le permitió analizar las fuerzas que interactúan entre sus miembros desarrollando los conceptos de “espontaneidad”, “creatividad” y  “rol”, que constituyen las piedras angulares de las terapias grupales.

Mientras tanto Bateson (1977), mediante sus estudios antropológicos, puso de manifiesto la importancia de los factores estrictamente relacionales en la agravación de los trastornos esquizofrénicos.

El encuentro entre disciplinas muy distantes como las citadas, pudo darse muchos años más tarde gracias a las aproximaciones epistemológicas de la cibernética por un lado y de la teoría general de sistemas de Ludwig von Bertalanffy por el otro, las que dieron una estructura coherente a los principios y hallazgos antes mencionados.

Siguiendo a Salvador Minuchin (1977), el proceso de la terapia familiar ha seguido la evolución de las diferentes corrientes psicoterapéuticas, delimitándose tres orientaciones básicas.

La primera, denominada “transicional” está representada por Ackerman, Bloch y Boszarmenyi Nagi, produce una coalición de conceptos basados en la teoría general de sistemas con otros emanados de las corrientes psicodinámicas.

La segunda corriente es la “existencial”, destacándose la figura de Virigina Satir quien centra su interés en alcanzar el crecimiento y la expansión del individuo, utilizando como herramienta terapéutica y factor de cambio, la experiencia presente entre los miembros de la familia y el propio terapeuta.

La tercera corriente es la que utiliza en forma más ortodoxa la teoría general de sistemas y la teoría de la comunicación.

Según este autor, el rápido y productivo avance en el terreno de la terapia familiar no ha evitado las discrepancias entre los distintos autores y enfoques, persistiendo las diferencias en cuanto a metodologías y niveles de intervención.

El presente trabajo plantea un marco referencial para entender las disfuncionalidades familiares, tomando a la teoría general de sistemas como referente estructural y a la teoría de las comunicaciones como referente semiológico. Finalmente presenta al sociodrama para el abordaje terapéutico de aquellas disfuncionalidades.