Ansiedad y angustia para la Teoría del Núcleo del Yo

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Tomado y adaptado de: FORSELLEDO, A.G. “Manual Práctico de Psicopatología” Publicaciones de UNESU. Montevideo, 2009.

Para la teoría de la personalidad del Dr. Jaime Rojas Bermúdez (1979), la ansiedad y la angustia tienen su basamento estructural en el Sí mismo Psicológico (SMP). La estructura de la personalidad estaría compuesta por el Núcleo del Yo, el Yo, el Sí mismo Psicológico y el Esquema de Roles. Su correspondencia neural grosso modo es la siguiente: el Núcleo del Yo con el sistema límbico[1], el Yo con el neocórtex[2], el Sí Mismo Psicológico con el sistema exteroceptivo[3] y su vinculación con el sistema neurovegetativo[4] y los roles con el sistema sensomotor[5] (ver Figura 1).
Figura 1
Esquema de Roles y Núcleo de Yo
El SMP es el límite psicológico de la personalidad que tiene una función protectora de su integridad. Es la parte sensitiva del esquema de roles y tiene su soporte fisiológico en el sistema exteroceptivo en estrecha interdependencia con el sistema neurovegetativo. Esta particular interrelación determina que ciertos estímulos, por sus peculiaridades o por su intensidad, den lugar a sensaciones experimentadas como de compromiso orgánico total, debido a la participación neurovegetativa que involucran (taquicardia, palidez, sudoración, etc.). Estas sensaciones a nivel fisiológico, tienen su correlato o lectura psicológica como “emociones” (ver Figura 2).

Figura 2
Articulación de sistemas en el SMP

A nivel físico, corresponde al espacio pericorporal que cada individuo necesita para sentirse confortable. Experimentalmente lo podemos verificar a través de un test por el cual aproximando lentamente a otras personas hasta que el sujeto a investigar manifieste incomodidad. Veremos así como cada individuo tiene una distancia mínima para ubicar a su interlocutor y como varía de acuerdo a los estímulos utilizados y el momento psicológico en que se encuentra.  

La sensación de desagrado que se experimenta cuando otra persona entra dentro del "territorio personal", cuando se mete dentro de ese espacio pericorporal individual, corresponde a nivel psicológico, al momento en que el rol social de otro individuo se ponen en contacto con el SMP, situación que sucede cuando no se cuenta con un rol complementario para vincularse.  
En estas circunstancias, físicamente el sujeto puede retroceder un poco o empujar con la mano a la otra persona, para recuperar distancia y "expulsar al invasor" de su territorio psicológico mínimo confortable (SMP).

Las emociones cuando son procesadas por el Yo (como conciencia de sí mismo) son más duraderas y complejas, denominándose “sentimientos” (por ejemplo, amor, odio, etc.) y cuando son puestas al servicio de las relaciones sociales a través de los roles correspondientes se denominan “afectos”.  

La dilatación del SMP corresponde a estados emocionales que comprometen totalmente al individuo y pueden ir de la alarma al pánico. Pueden ser agudos, cuando la persona se enfrenta a peligros reales que amenazan su integridad, generando un “campo tenso”[6] que dificulta la posibilidad de relacionarse a través de los roles sociales. En estos casos el Yo ha perdido las posibilidades de elaborar estrategias adecuadas a las circunstancias, de jugar roles y de vivir distensionadamente los hechos. Ello implica un importante desgaste psicológico.  

La dilatación también puede ser crónica, correspondiéndose a los estados psicóticos que presentan una condición permanente de las dificultades de relacionamiento social descritas en el párrafo anterior.  

Desde el punto de vista clínico, la respuesta primaria a la dilatación del SMP correspondería a la ansiedad (inquietud, agitación del ánimo) y la repercusión neurovegetativa concomitante a la angustia (opresión precordial, taquicardia, sudoración, etc.). 

Desde un punto de vista clínico, la angustia recorre un espectro que va desde la “angustia normal”  vinculada al temor o miedo ante un objeto real y en función del cual el sujeto puede organizar un comportamiento defensivo; la “angustia neurótica” en la que el peligro corresponde más al terreno de las representaciones y los conflictos internos y la “angustia psicótica” que es masiva, total, indiscriminada y enmarcada en la ruptura con la realidad. La aparición de las últimas dos categorías revela el fracaso o la ineficacia de los sistemas defensivos y de los “mecanismos reparatorios” (MMRR)[7] del Núcleo del Yo, puestos en juego por el Yo. 

La dilatación del SMP desconecta al Yo de la “estructura social”[8] y facilita la repercusión fisiológica de los estados tensionales psicológicos. La función del Yo de “filtro psicológico”[9], protector del Núcleo del Yo se ve reducida a su mínima potencialidad. Así es que mientras más débil sea el Yo, mayores serán las repercusiones fisiológicas.  

El caso extremo es el de las esquizofrenias que, al perder contacto con la estructura social, pasan a responde fisiológicamente a los estímulos ambientales, por ejemplo, perdiendo el control esfinteriano ante un estímulo inocuo del medio. 

En condiciones normales, una respuesta defecatoria ante un estímulo extremo que produce pánico, no es una regresión, sino una reactivación de mecanismos psicofisiológicos que adquieren vigencia cuando fracasan las respuestas sociales a través de los roles y las respuestas psicológicas a través del Yo y el SMP. Las respuestas fisiológicas ligadas a los roles psicosomáticos[10] representan el último recurso al que acude el organismo para reestablecer su equilibrio. Desde el lenguaje social coloquial se recogen expresiones que muestran cómo la fisiología es la última respuesta, por ejemplo: “se cagó de miedo”.  





[1] Sistema límbico: Es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Se relaciona con la memoria, atención, emociones y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, séptum y mesencéfalo.

[2]  Neocórtex: Filogenéticamente es el córtex de aparición más reciente si se lo compara con las otras áreas del sistema nervioso central. Dentro del neocórtex se pueden distinguir áreas más modernas, con capacidad de procesar la información y que son asiento o soporte principal del registro de lo simbólico. 1) El lóbulo temporal contiene neuronas que captan cualidades sonoras en la corteza auditiva primaria. También contiene neuronas relacionadas con la comprensión del lenguaje, memoria y aprendizaje. 2) El lóbulo frontal contiene principalmente la corteza motora primaria, en la cual se encuentran las neuronas que controlan los músculos del cuerpo. Está organizada en función de las partes del cuerpo. 3) El lóbulo parietal aloja a la corteza somatosensorial primaria, compuesta por neuronas relacionadas con el tacto, también se organiza en función de las partes del cuerpo. 4) El lóbulo occipital contiene la corteza visual primaria, localizada en la parte posterior, procesa la información visual que llega de la retina. 

[3]  Sistema exteroceptivo: Es un conjunto de receptores sensitivos formado por órganos terminales sensitivos especiales distribuidos por la piel y las mucosas que reciben los estímulos de origen exterior y los nervios aferentes que llevan la información sensitiva aferente al sistema nervioso central. El sistema exteroceptivo recibe estímulos externos al cuerpo, al contrario que el sistema propioceptivo e interoceptivo, donde los estímulos sensoriales proceden del interior del cuerpo. Los estímulos externos que excitan al sistema exteroceptivo son el frío, el calor, la presión, el dolor, etc; estímulos recogidos por el sentido del tacto. 6 Sistema neurovegetativo: Denominado también sistema nervioso autónomo, o involuntario, o visceral, o gran simpático, es aquella parte del sistema nervioso que regula las funciones vitales fundamentales que son en gran parte independientes de la conciencia y relativamente autónomas, es decir, las funciones vegetativas (aparato cardiorrespiratorio, glándulas endocrinas, musculatura lisa, aparato pilo sebáceo y sudoríparo, etc.).

[4]  Sistema neurovegetativo: Denominado también sistema nervioso autónomo, o involuntario, o visceral, o gran simpático, es aquella parte del sistema nervioso que regula las funciones vitales fundamentales que son en gran parte independientes de la conciencia y relativamente autónomas, es decir, las funciones vegetativas (aparato cardiorrespiratorio, glándulas endocrinas, musculatura lisa, aparato pilo sebáceo y sudoríparo, etc.).

[5] El sistema sensomotor incorpora todas las señales aferentes, eferentes y los componentes de integración central y de procesamiento envueltos en el mantenimiento de la estabilidad articular funcional.  La corteza somatosensora procesa la información propioceptiva para proveer consciencia de la posición articular (sensación de posición articular) y el movimiento articular (cinestesia). Al nivel espinal, se integra y procesa la información propioceptiva inconsciente para producir activación muscular a través de reflejos monosinápticos y de conexiones nueurales polisinápticas. El tallo cerebral integra la información periférica propioceptiva con los centros vestibulares, visuales y otras aferencias somatosensoriales. El cerebelo, y las áreas asociadas como los ganglios básales, permiten monitorear, ajustar, secuenciar y anticipar acciones musculosqueléticas.
[6] Campo tenso: Concepto extraído de la etología y desarrollado por Wolfgang Kohler. Para este autor, entre sujeto y objeto se crea un grado de tensión variable y mientras mayor sea la tensión, mucho más ligado se queda el sujeto al objeto, disminuyendo sus posibilidades de discriminación y por lo tanto de solucionar problemas para llegar a la meta. En campo tenso entonces, es difícil encontrar soluciones, en campo relajado, el individuo sujeto puede experimentar, probar y encontrar soluciones.

[7]  Mecanismos reparatorios (MMRR): Son las respuestas del Yo destinadas a restablecer la discriminación de las áreas confundidas. Estos MR están condicionados por las propias funciones yoicas intelectuales, así como por la espontaneidad y creatividad del Yo y, en sus contenidos, estarán marcados por elementos culturales del medio, a saber, conocimientos, creencias, prejuicios, etc.
[8]  Estructura social: También llamado “contexto social”, es el locus donde se inserta el individuo mediante sus roles sociales a partir de la aparición del Yo alrededor de los dos años de edad. Al aumentar la complejidad de la estructura social se incrementa el repertorio de roles, los que se diversifican por especialización. La estructura social se rige por leyes, normas y valores culturales que demandan del individuo determinadas conductas y compromisos.

[9] Filtro psicológico: Corresponde al conjunto de mecanismos yoicos destinados a la protección del Núcleo del Yo de todos aquellos estímulos que al elicitarlo desencadenan manifestaciones de alarma. Estos mecanismos se elaboran a partir de las formas sociales aprendidas.

[10]  Roles Psicosomáticos: corresponden a las funciones fisiológicas indispensables: Ingerir, Defecar y Mingir y están determinados genéticamente.

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